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Trucos fáciles para combatir la flacidez del vientre y los muslos tras el parto
La flacidez del vientre y los muslos afecta aproximadamente al 80% de las mujeres tras el parto. Este problema está causado básicamente por el estiramiento de la piel que se produce durante el embarazo, aunque también pueden incidir otros factores como la retención de líquidos, hábitos de vida sedentarios o una alimentación baja en ácidos grasos esenciales y proteínas. Afortunadamente, en la mayoría de los casos es posible recuperar la firmeza de la piel tras el parto. Te desvelamos algunos trucos sencillos que pueden ayudarte.
¿Cómo recuperar de manera natural la tonicidad del vientre y los muslos?
1. Practica ejercicio físico
El ejercicio físico es una de las mejores estrategias para devolver la tonicidad a tus músculos y la elasticidad a la piel tras el embarazo. Cuando te hayas recuperado por completo del parto, puedes empezar a caminar al menos veinte minutos al día, un ejercicio que te ayudará a quemar más calorías, a la vez que fortalecerá tus músculos, aumentará tu resistencia y te ayudará a combatir la retención de líquido.
Complementa esas caminatas con ejercicios focalizados como los abdominales hipopresivos, que te ayudan a tonificar el abdomen, combatir la diástasis abdominal y fortalecer el suelo pélvico. También puedes hacer sentadillas para fortalecer los muslos y devolverle su aspecto firme. En cualquier caso, antes de comenzar con los ejercicios es conveniente que consultes a tu médico, sobre todo si has tenido un parto complicado.
2. Bebe abundante agua
La retención de líquidos en el embarazo es una de las causas más comunes de la flacidez del vientre y los muslos en el postparto. Esto se debe a que las células retienen el agua en su interior, lo que provoca la inflamación de las propias células y los tejidos, con la consecuente pérdida de la firmeza de la piel.
Por eso, un buen truco para evitar la flacidez del vientre y los muslos, dos de las zonas más vulnerables a retener líquido durante el embarazo, consiste en beber abundante agua para facilitar su metabolización a nivel celular. También es una estrategia excelente para hidratar en profundidad la piel y favorecer su elasticidad.
3. Cuida tu alimentación
La dieta durante el postparto no solo te aporta los nutrientes que necesitas para lactar a tu bebé, sino que también te ayuda a recuperar la firmeza de la piel. Apuesta por alimentos ricos en proteínas, como la pechuga de pollo, los huevos, la leche, el salmón y el queso, porque te ayudarán a fortalecer los músculos y devolverle la elasticidad a tu piel.
Incluye también alimentos ricos en ácidos grasos esenciales como el pescado, las nueces y los aceites naturales ya que contribuyen a potenciar la elasticidad de la piel. Los productos con un alto contenido en niacinamida, como las nueces, las alubias y los granos, también son beneficiosos mientras que los alimentos con vitamina C, como las fresas, los kiwis, los tomates y los cítricos estimulan la producción de colágeno.
4. Mima a tu piel
Nutrir tu piel desde el exterior también ayuda a reducir la flacidez y devolverle su tersura y elasticidad. Puedes recurrir a productos naturales como la manteca de cacao o de karité y a productos a base de ginseng, colágeno o coenzima Q10, que contribuyen a reducir las cicatrices y estrías, a la vez que revitalizan la piel devolviéndole su elasticidad y firmeza.
Para obtener como resultado un cuerpo de aspecto más contorneado, más firme y más terso, puedes apostar por tratamientos más avanzados con productos hidratantes para reafirmar la apariencia de la piel y prevenir los signos del envejecimiento.
5. Pierde peso de forma paulatina
Tras el embarazo, muchas mujeres se obsesionan con perder peso lo más rápido posible. Sin embargo, si quieres evitar que la piel de tu abdomen y muslos se vuelva flácida, lo mejor será que apuestes por perder peso de forma paulatina ya que así le darás a la piel el tiempo que necesita para recuperarse y no perder elasticidad. Lo ideal es que consultes a tu médico antes de empezar cualquier programa para perder peso y que al menos durante los tres primeros meses no adelgaces más de 1 kilo a la semana.